lunes, 4 de agosto de 2014

Uncover, una preciosa interpretación para los más románticos.


Esta preciosa canción, de la sueca Zara Larson, es nuestra recomendación musical esta vez. Esta precoz cantante comenzó su carrera musical a los 10 años, y desde entonces y a sus 16 años no ha parado de ejercer como cantante, bailarina y actriz. Uncover ha sido la canción con más exito de su álbum lanzado en 2013 Introducing. Aquí os dejamos el vídeo que esperamos disfruteis tanto como nosotras.


Nobody sees - Nobody knows
We are a secret - can't be exposed
That's how it is - .That's how it goes
Far from the others
Close to each other


In the daylight - in the daylight
When the sun is shining
On a late night, on a late night
When the moon is blinding

In the plain sight - Plain sight
Like stars in hiding
You and I burn on, on


Put two and to-gether - forever
We'll never change
two and to-gether
We'll never change


Nobody sees - Nobody knows
We are a secret - can't be exposed
That's how it is - That's how it goes
Far from the others
Close to each other

That's when we uncover, cover, cover.
That's when we uncover, cover, cover.


My asylum - My asylum
Is in your arms
When the world gives heavy burdens
I can bear a thousand tonnes
On your shoulder - on your shoulder
I can reach an endless sky
Feels like paradise


Put two and to-gether - forever
We'll never change
two and to-gether
We'll never change


Nobody sees - Nobody knows
We are a secret - can't be exposed
That's how it is - That's how it goes
Far from the others
Close to each other
That's when we uncover, cover, cover.
That's when we uncover, cover, cover.


We could build a universe right here
All the world could disappear
Wouldn't notice, wouldn't care


We could build a universe right here
The world could disappear
Yeah, I just need you near


Nobody sees - Nobody knows
We are a secret - can't be exposed
That's how it is - That's how it goes
Far from the others
Close to each other
That's when we uncover, cover, cover.
That's when we uncover, cover, cover.


That's when we uncover.


                                                                                    Besos, Nora B.

sábado, 5 de abril de 2014

HALF A HEART



portadalista.jpg

Alison se enfurruñó y se tapó la cabeza con una almohada. Estaba harta de que la obligasen a salir. ¿Por qué no podían simplemente dejarla en paz?
-¡Alison, por última vez, responde al maldito teléfono, sé que son tus amigas!- gritó su madre desde el salón.
    Ella lo sabía, por supuesto que lo sabía. Era la misma historia que se repetía cada fin de semana. Su madre simplemente estaba preocupada por Alison, pero a pesar de eso, ella le contestaba mal. Porque así son los adolescentes. Pero ella tampoco es que fuese una adolescente cualquiera. Tuvo que madurar tras la muerte de su novio Zach, una víctima del cáncer, y aunque ya hacía un año de aquello, recordar su sonrisa todavía le provocaba una punzada en el pecho, y Alison sabía que no iba a desaparecer fácilmente.
    En los últimos meses, Allie había creado una coraza a su alrededor. Ella odiaba el mundo, a pesar de que mundo no la odiaba a ella; quizás esa era la razón por la cual aborrecía a la gente, porque ellos no la odiaban, ellos la compadecían. Desde la muerte de Zach, Alison no había sido otra cosa que "la novia del chico que murió" y estaba harta, por lo que se había centrado en sus estudios, la música y en la lectura, que había sido su salvación. Pero ella no se sentía bien.  En absoluto.
    Debido a su experiencia con Zach, buscó libros sobre historias de cáncer, pero se dio cuenta de una cosa: Las historias acaban con la muerte del enfermo. Cada noche al acostarse, miraba al techo y se preguntaba qué había pasado con la gente como ella, los que tenían que seguir adelante sin la persona fallecida. ¿Cómo lo habrían superado? o peor aún, ¿lo habían hecho?. Ella quería conocer las respuestas; pero no las había y eso la desalentaba.
    Sonaba Half a Heart en su habitación cuando su madré entró atropelladamente y cortó el hilo de sus pensamientos.
-¿Estás sorda o que?- dijo su madre en tono irónico.
-Dejadme morir- contestó ella con la voz ahogada por la almohada.
Lo dijo en broma, Cassandra lo sabía, pero estaba muy preocupada por su hija, a veces le azotaba el pensamiento de que cualquier día Alison lo diría en serio y ella no lo notaría.
-Cariño, debes despejarte un poco y salir de casa-  respondió su madre, esta vez en un tono más dulce.
-Mamá tengo mucho que estudiar y cosas que hacer- replicó Alison mientras asomaba la cabeza.
Cassandra se sentó al borde de la cama de la adolescente y le puso una mano en el hombro.
-Allie, deberías salir por ahí con tus amigas, las has abandonado últimamente y te vendría bien conocer a gente nueva y pasarlo bien, déjate de estudios que ya se que vas sobradamente bien, relájate un poco cariño.
    Alison vio la preocupación en los ojos de su madre y decidió hacerlo por ella. La chica adoraba a Cassandra, aunque según sus amigas, nunca se sabía bien quién desempeñaba el papel de madre y quién el de hija. A Alison no le extrañaba, su madre la tuvo con tan sólo veinte años, y todavía era una mujer guapa y llena de vitalidad, con una mente abierta y permisiva, siempre con ganas de bromear ,a pesar de todo...Porque en casa las cosas no marchaban bien. Su padre, poco mayor que su madre, día a día se volvía más huraño. Aumentaban las discusiones, las peleas, los llantos... Y aunque culpaba mayormente a su padre por la situación, también sabía que él se encontraba en ese estado de humor desde que perdió su empleo, y que enfocaba su frustración en su madre y en ella; por eso sólo le culpaba a medias.
   -De acuerdo, pero nada de llamarme cada dos segundos y montar numeritos por la hora de llegada- respondió al fin- voy a cambiarme.
    Cassandra puso los ojos en blanco y sonrió. Ella tenía ese tipo de sonrisa grande y dientes blanquísimos que Allie tanto envidiaba. Bueno, en realidad, la joven envidiaba muchas cosas de su madre, como su alta y esbelta figura, su pelo larguísimo oscuro como el azabache y sus ojos esmeralda. Alison, sin embargo, era bastante diferente. Tenía una estatura pequeña para sus dieciséis años, pelo rubio y ojos azules como el mar en un día de tormenta, heredados de Dios-sabe-dónde, puesto que en su familia predominaban los ojos marrones y verdes.
    Vio a su madre levantarse y al salir ésta y cerrar la puerta, Alison suspiró. Se levantó de la cama y abrió su ordenador para poner una playlist en modo aleatorio mientras se preparaba. La primera canción que comenzó a reproducirse fue They Don't Know About Us y las lágrimas acudieron a los ojos de la chica. Se la dedicó Zach cuando descubrieron que su cáncer era terminal y se la mostró para que Allie tuviera fuerza a pesar de que la gente decía que era una locura que siguiesen juntos. Recordaba aquel día perfectamente.
   Era una tarde soleada y Zach la había citado en su casa para contarle los resultados médicos. Se encontraban en la habitación del muchacho y al darle la noticia Allie rompió a llorar. Zach se recostó con ella en la cama y la abrazó mientras duraba su llanto. Al terminar, la joven dirigió una mirada al chico y se encontró con que él la observaba sonriendo. Esa maldita sonrisa que la continuaba persiguiendo por las noches. En ese momento Zach se levantó y encendió su reproductor de música, dejando que las primeras notas de piano invadiesen la habitación.
-Cuando te sientas débil escucha esta canción y recuerda cuánto te quiero-susurró el muchacho.
    Alison levantó la vista hacia él y tuvo la sensación de que la imagen que le ofrecían sus ojos era lo más hermoso que había contemplado nunca. La silueta del joven refulgía bajo la dorada luz de la tarde contrastando con su pelo oscuro, y sus ojos azules brillaban más que nunca mientras la miraba con tanta ternura y amor que ella no pudo hacer otra cosa más que conmoverse.

    La chica siempre quiso recordarlo así, con esa imagen de belleza y felicidad, y no en sus últimos días, pasados en el hospital, cuando ella aferraba su gélida mano, tan pálida que apenas se diferenciaba del blanco de las sábanas y la chica casi podía ver como la muerte tiraba de su otra mano para arrastrarle hacia el sueño eterno y robarle lo que tanto ella amaba.
Aria Rossi

jueves, 27 de febrero de 2014

Sobre nosotras:


Aria Rossi y Nora Blake. Dos pequeñas imprudentes que han querido compartir con vosotros un poquito de ellas. Aquí queremos haceros llegar pequeños relatos de nuestra propia invención, algo de la música que nos hace reír y llorar, historias y fragmentos de aquellos que algún día nos hicieron viajar a otros mundos...Esperamos que disfrutéis cada publicación tanto como su autora al hacerla, y si tenéis alguna pregunta o sugerencia podéis contactar con nosotras en nuestro correo blogarianora@gmail.com. Muchas gracias por visitar nuestro blog, esperamos volver a veros pronto!

  
  Besos, Nora B.